El empresario, productor y escritor presentará su novela juvenil “El Joven Príncipe señala el camino” esta tarde en la sala mayor de la Feria del Libro, donde además tiene su propio stand
Por segunda vez en la Feria del Libro de Buenos Aires, el escritor, productor y empresario Alejandro Roemmers (Buenos Aires, 1958) tiene un stand en la Feria del Libro: el 1610 del Pabellón Amarillo. Y hoy, a las 19, presentará su nueva novela, El Joven Príncipe señala el camino (Océano, $ 15.900), con la escritora María Rosa Lojo y los periodistas Luis Novaresio y María Laura Santillán, en la Sala José Hernández, la más grande de La Rural.
En la historia, el “Principito” -un adolescente que no se ha vuelto adicto a las pantallas de celular e interroga a los demás con un suave aire socrático- lleva el nombre de Juan del Valle. Su arribo a una escuela secundaria a la que asisten los chicos de familias acomodadas, y donde se alienta el espíritu competitivo, cambiará el destino de los demás y el propio.
La nueva novela, orientada al público juvenil, continúa la historia iniciada el El regreso del Joven Príncipe, adaptada además al género musical. A principios de 2022, publicó el thriller Morir lo necesario, que presentó en la Feria del Libro el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa.
Recién llegado de Uruguay, participó anteayer de la cena por el 36° aniversario de la Fundación Libertad y conoció en persona al presidente Javier Milei. “Simplemente pude saludarlo cuando vino a la mesa después de dar su discurso -cuenta a LA NACION-. También conocí a Karina Milei, la hermana”. Para Roemmers, la sociedad argentina debe acompañar la gestión del Gobierno. “El Presidente puede inspirar el cambio que el país necesita, empezarlo, destrabar muchas cosas, pero después es la sociedad toda y los factores de poder los que deben acompañarlo -remarca-. Él puede señalar un camino para la transformación, pero tienen que acompañarlo las provincias y los municipios. Está muy decidido. Si uno quiere contentar a todos, es muy difícil hacer un gran cambio. La Argentina era inviable como país”.
Roemmers, que es amigo personal del papa Francisco, anticipó que el Sumo Pontífice podría visitar la Argentina a principios de noviembre. “Después de que me dieron el Premio San Francisco, en 2023, hicimos un abrazo con 140 jóvenes de distintas etnias y con treinta Nobel de la Paz; él no pudo venir porque lo habían operado. El 11 de mayo lo vamos a hacer con el papa en El Vaticano, en el Día Mundial de la Fraternidad. Cada tanto lo voy a visitar. Él está muy preocupado por la paz, pero también por los migrantes y las personas más necesitadas. Supongo que transmitirá eso cuando venga a la Argentina”.
Está satisfecho con su nueva novela; como las anteriores, todo lo recaudado por la venta será destinado a Unicef. “Estoy contento -cuenta-. Lo leí cuando me lo mandó la editorial, siempre encontrás una pequeña errata; espero que en la segunda edición se solucione ese tema. Pero es entretenido y me gustó. Varios amigos me dijeron: ‘Che, qué moderno, es más como los adolescentes de ahora, me enganché’. Le busqué un lenguaje para ese público, es un libro que va desde lo más sencillo y cotidiano y en los últimos capítulos profundiza más”.
Oportunamente, El Joven Príncipe señala el camino aborda la cuestión de la educación y los valores sociales que están en discusión: formar a los jóvenes para un futuro dominado por la ciencia y la tecnología o impulsar el desarrollo de las “las tres C”, como dice Roemmers: creatividad, colaboración y conciencia, “lo más lúcida posible”.
El autor comparte los valores del joven protagonista. “De alguna manera me hizo volver al colegio; me pregunté qué pasaría si con la conciencia de hoy yo vuelvo a estar en un secundario a los quince años. Lo único que tuve que decidir para este libro es si le iba a dar a Juan un tipo de poder especial, tipo mágico o milagroso, al protagonista, y decidí que no. Que fuera un joven normal y común y simplemente con su lucidez, su fraternidad, su sentimiento y su amor pudiera producir cambios”.
“Yo vivo esa etapa a través de mis sobrinos y de los hijos de mis amigos -dice-. Veo que hay colegios que se enfocan mucho en hacer líderes del futuro aguerridos. Tengo sobrinos que no se adaptaron bien a eso y se fueron a otros colegios donde se pone el acento en el trabajo en equipo. Yo cuestiono hoy la educación, hay que repensarla; hoy existe la inteligencia artificial, no hace falta memorizar, pero sí hace falta el discernimiento, todos esos valores de compañerismo para buscar el disenso respetuoso, intercambiar ideas y liderar no imponiendo. Creo que hay que empezar con los profesores. La educación existe porque hay alguien a quien educar, existe el factor humano”. Las personas que acrediten su condición de docentes podrán llevarse del stand, en forma gratuita, un ejemplar de la nueva novela.
Un museo para Borges
Roemmers también conoció al secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, con quien conversó sobre el anhelado proyecto del Museo Borges, que en un principio se iba a inaugurar durante la gestión de Alberto Fernández. “Estuve con él en el Centro Cultural Borges y estamos viendo ese tema -revela-. Por una lado está el ofrecimiento de adecuar un espacio de exhibición en el Borges y que una guarda de preservación de los manuscritos esté en el Centro de Documentación Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional, adonde puedan ir los investigadores y expertos. O en el exPalacio de Correos, si recibe el nombre de Centro Cultural Borges; a lo mejor lo hacemos ahí”.
En su opinión, el centro cultural de las Galerías Pacífico no parece ser el lugar el indicado. “Tiene mucho de artes plásticas, danza, talleres, y podría quedar como un espacio de artes variadas. Queremos hacer una presentación holográfica e interactiva, que requiere silencio y un lugar especial. Falta todavía alguien que encare el diseño museográfico. Pensamos incluso en animar debates con Borges, Kafka, Sócrates sobre distintos temas, como el tiempo o el amor. Para mí, Borges sirve para abrir la mente, desafiarte intelectualmente”.
Consultado acerca de quién pondría los fondos para un proyecto como ese durante una gestión que se ocupa de repetir que “no hay plata”, Roemmers responde que esa es solo una parte. “El dinero aparece cuando hay un proyecto interesante; yo puedo ayudar con el tema de la plata -afirma-. Pero necesito algunas seguridades, como la continuidad, y que sea determinada por ley; no puede ser que venga otro gobierno y haga otra cosa. También quiero que se haga cargo un grupo de intelectuales con imaginación que puedan crear algo que recorra el mundo”. También considera la posibilidad de que el Museo Borges dependa de una fundación privada. “Tengo toda la voluntad de donar la colección; si no hay una respuesta del Estado, trataré de encontrar una forma privada”, advierte. El anuncio se había hecho allá lejos y hace tiempo, en 2019, cuando el presidente Fernández gozaba de la aprobación popular.
Según graficó, su “colección Borges” -con manuscritos, cartas, primeras ediciones de libros y revistas, obras de Norah Borges y otros materiales- podría ocupar dos pisos de un departamento. “Está en dos pisos en lo de Alejando Vaccaro, es imposible que alguien se lo hubiera llevado en una valija”, dice en referencia a la acusación del origen indebido las piezas, que había hecho María Kodama en 2019.
No conoce aún a los herederos de la viuda de Borges. “No son intelectuales literarios -define a los cinco sobrinos-. Y tampoco tuvieron relación con Kodama. Me asombró mucho que ella no dejara el legado a una universidad de Japón y a otra de Estados Unidos. Si esto se encamina bien, podríamos incorporar la colección de ellos al Museo Borges; creo que lo podrían vender, a mí o al Estado, y sumarlo a lo que tengo”.
Actualmente, Roemmers da los toques finales a una nueva novela que tiene como origen una noticia policial y trabaja en la continuación del documental Young Addictions, el primer proyecto audiovisual en el que participa como productor ejecutivo y que trata la problemática de las nuevas adicciones de los jóvenes a la tecnología, las redes sociales y los dispositivos electrónicos. Además, prepara una película ambientada en el norte argentino, sobre el suicidio juvenil. En mayo, recibirá el Premio Ernesto Cardenal 2024 por la Concordia y los Derechos Humanos, por su contribución intelectual y artística y su compromiso con la sociedad de Iberoamérica. “Estoy en contra de todos los tipos de violencia”, concluye.
Daniel Gigena