Conversación con María Dueñas, Carmen Posadas y Raúl Tola sobre El misterio del último Stradivarius

Presentar El misterio del último Stradivarius en Madrid ha sido una oportunidad fantástica para conversar sobre literatura, música y fraternidad rodeado de amigos y viejos conocidos. Más aún al hacerlo en un entorno privilegiado como lo es la Galería de las Colecciones Reales, el único espacio de España que conserva ejemplares de los instrumentos de Stradivari.

 

Durante el evento me acompañaron las grandes escritoras María Dueñas y Carmen Posadas, y Raúl Tola, director de la Cátedra Mario Vargas Llosa. Raúl Tola comenzó leyéndonos unos fragmentos del prólogo que escribió Mario, lo último que escribió en vida. El prólogo es un ensayo largo y profundo sobre la novela que combina, por cierto, 3 géneros: la novela histórica, la novela de objetos y la novela policial.

El último escrito de Mario Vargas Llosa: el prólogo de El misterio del último Stradivarius

Cada vez que escucho las palabras de Mario Vargas Llosa siento una gran emoción, porque me hubiera gustado muchísimo que él hubiera estado en la presentación de la novela y hubiera leído él mismo el prólogo. Cuando me animé a mandar el manuscrito a través de su hijo lo hice a raíz de la amistad que nos unía, pensando que quizá podría comentar o sugerir algún apunte interesante de la novela. En cambio, lo que me encontré fue este prólogo que me llena de agradecimiento y que es un testimonio y un gran recuerdo de lo que compartimos a lo largo de los años.

“El misterio del último Stradivarius que he leído en una primera versión no es ni pretende ser una novela histórica, pero se nutre de pasajes y personajes históricos, desde el célebre luthier cremonés Antoni Stradivari, que a finales del siglo XVII revolucionó con la fabricación de violines, la música de su tiempo y del porvenir, hasta las colonias alemanas de Sudamérica y los prófugos nazis o sus simpatizantes, pasando por las invasiones napoleónicas de inicios del siglo XIX, los nacionalismos que desataron la Primera Guerra Mundial, los totalitarismos que surgieron poco después y los holocaustos de los años 1940.

 

Seguimos con fascinación el azaroso itinerario del violín a través de los siglos y las geografías, y el de las pesquisas que en época contemporánea lleva a cabo un comisario paraguayo. Esas pesquisas le irán revelando y a nosotros con él, un mundo insospechado que remite desde ese rincón sudamericano a momentos trascendentales de la historia moderna.”

La semilla, una noticia policial

El punto de partida de El misterio del último Stradivarius fue la noticia policial, que me generaba mucha curiosidad y que además para mí sigue siendo un misterio. Sigo sin saber realmente cómo llegaron los violines a esta localidad tan chiquita de Areguá, a una hora de Asunción, en un lugar donde no hay ni orquestas, ni músicos, ni teatros. Es más, tampoco sé dónde están hoy, si alguien los reclamó, ni si el poseedor era legítimo. Así que nos queda la imaginación de esta novela como una posibilidad, de entre tantas otras. 

 

Como dijo Carmen Posadas, como cazadores de historias, sin duda fue una suerte encontrar esta tan fascinante. Y, desde luego, al leerla una mañana en el confinamiento del COVID-19, me resultó muy llamativa la noticia y, al ser la víctima de nacionalidad alemana, me recordó a los prisioneros de los campos de concentración que portaban instrumentos. De hecho, según me contó después mi amigo el Rabino Bergman en Buenos Aires, hay incluso una orquesta que se ha hecho con todos los instrumentos que se han recuperado de los campos de concentración.

El misterio del último Stradivarius, una novela cambiante

Al plantear la novela lo hice desde la idea de que el arte en general y la música en particular mantienen al ser humano, humano; es la última frontera frente a la deshumanización. Especialmente en un momento en el que la tecnología ocupa tanto espacio en nuestras vidas. 

 

Al empezar a escribir, la novela fue tomando una forma muy diferente a lo que luego ha resultado. Comencé pensando en dos violines, y el título iba a ser Los violines malditos, iban a traer mala suerte. Pero cuando había avanzado ya varios capítulos, no me gustó la idea de que unos instrumentos musicales trajeran mala suerte; la música no debe ser algo negativo. 

 

Pude aprovechar toda la investigación que había hecho de Cremona y de Paraguay, pero cambié el enfoque para que fuera un solo violín que lograra conmover a la gente gracias a su arte. Porque este es el gran valor del arte, de la literatura también, pero de la música sobre todo: puede conmovernos, hacernos lagrimear y ablandar el corazón.

Una novela compacta con dos tramas muy diferentes

Como explicó María Dueñas, “la novela tiene 2 planos narrativos, 2 planos temporales: una investigación policial actual y después el plano histórico, que es un recorrido a lo largo de más de 3 siglos desde la manufactura del violín y ahí vamos pasando por distintos periodos históricos y por distintas geografías. ¿Cómo lograste estructurar dos planos tan distintos, darles coherencia, equilibrio y verosimilitud para que al final la novela quede compacta? ¿Cómo generar tan alto grado de interés por parte de dos tramas diferentes sin que haya discordancia entre ambas? 

 

Precisamente este fue uno de los grandes retos de escribir esta novela. Al principio las estaba desarrollando en forma lineal, pero después pensé que sería mucho más entretenido alternarlas. La parte europea tiene muchísimas ocurrencias, con lo que se aligera gracias a los capítulos de la investigación en Paraguay, creando así un puente entre ambos continentes.


Toda la obra queda compacta gracias al hilo conductor del violín. Como escribió Mario Vargas Llosa, ‘Como viejo aficionado a la música clásica que soy, he disfrutado viendo el violín, uno de los más hermosos instrumentos musicales, convertido en protagonista de una ficción. Tengo la seguridad de que los lectores, se interesen por la música o no, sabrán apreciar esta nueva novela de Alejandro Guillermo Roemmers.”

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Conversación con María Dueñas, Carmen Posadas y Raúl Tola sobre El misterio del último Stradivarius

Presentar El misterio del último Stradivarius en Madrid ha sido una oportunidad fantástica para conversar sobre literatura, música y fraternidad rodeado de amigos y viejos conocidos. Más aún al hacerlo en un entorno privilegiado como lo es la Galería de las Colecciones Reales, el único espacio de España que conserva ejemplares de los instrumentos de Stradivari.

 

Durante el evento me acompañaron las grandes escritoras María Dueñas y Carmen Posadas, y Raúl Tola, director de la Cátedra Mario Vargas Llosa. Raúl Tola comenzó leyéndonos unos fragmentos del prólogo que escribió Mario, lo último que escribió en vida. El prólogo es un ensayo largo y profundo sobre la novela que combina, por cierto, 3 géneros: la novela histórica, la novela de objetos y la novela policial.

El último escrito de Mario Vargas Llosa: el prólogo de El misterio del último Stradivarius

Cada vez que escucho las palabras de Mario Vargas Llosa siento una gran emoción, porque me hubiera gustado muchísimo que él hubiera estado en la presentación de la novela y hubiera leído él mismo el prólogo. Cuando me animé a mandar el manuscrito a través de su hijo lo hice a raíz de la amistad que nos unía, pensando que quizá podría comentar o sugerir algún apunte interesante de la novela. En cambio, lo que me encontré fue este prólogo que me llena de agradecimiento y que es un testimonio y un gran recuerdo de lo que compartimos a lo largo de los años.

“El misterio del último Stradivarius que he leído en una primera versión no es ni pretende ser una novela histórica, pero se nutre de pasajes y personajes históricos, desde el célebre luthier cremonés Antoni Stradivari, que a finales del siglo XVII revolucionó con la fabricación de violines, la música de su tiempo y del porvenir, hasta las colonias alemanas de Sudamérica y los prófugos nazis o sus simpatizantes, pasando por las invasiones napoleónicas de inicios del siglo XIX, los nacionalismos que desataron la Primera Guerra Mundial, los totalitarismos que surgieron poco después y los holocaustos de los años 1940.

 

Seguimos con fascinación el azaroso itinerario del violín a través de los siglos y las geografías, y el de las pesquisas que en época contemporánea lleva a cabo un comisario paraguayo. Esas pesquisas le irán revelando y a nosotros con él, un mundo insospechado que remite desde ese rincón sudamericano a momentos trascendentales de la historia moderna.”

La semilla, una noticia policial

El punto de partida de El misterio del último Stradivarius fue la noticia policial, que me generaba mucha curiosidad y que además para mí sigue siendo un misterio. Sigo sin saber realmente cómo llegaron los violines a esta localidad tan chiquita de Areguá, a una hora de Asunción, en un lugar donde no hay ni orquestas, ni músicos, ni teatros. Es más, tampoco sé dónde están hoy, si alguien los reclamó, ni si el poseedor era legítimo. Así que nos queda la imaginación de esta novela como una posibilidad, de entre tantas otras. 

 

Como dijo Carmen Posadas, como cazadores de historias, sin duda fue una suerte encontrar esta tan fascinante. Y, desde luego, al leerla una mañana en el confinamiento del COVID-19, me resultó muy llamativa la noticia y, al ser la víctima de nacionalidad alemana, me recordó a los prisioneros de los campos de concentración que portaban instrumentos. De hecho, según me contó después mi amigo el Rabino Bergman en Buenos Aires, hay incluso una orquesta que se ha hecho con todos los instrumentos que se han recuperado de los campos de concentración.

El misterio del último Stradivarius, una novela cambiante

Al plantear la novela lo hice desde la idea de que el arte en general y la música en particular mantienen al ser humano, humano; es la última frontera frente a la deshumanización. Especialmente en un momento en el que la tecnología ocupa tanto espacio en nuestras vidas. 

 

Al empezar a escribir, la novela fue tomando una forma muy diferente a lo que luego ha resultado. Comencé pensando en dos violines, y el título iba a ser Los violines malditos, iban a traer mala suerte. Pero cuando había avanzado ya varios capítulos, no me gustó la idea de que unos instrumentos musicales trajeran mala suerte; la música no debe ser algo negativo. 

 

Pude aprovechar toda la investigación que había hecho de Cremona y de Paraguay, pero cambié el enfoque para que fuera un solo violín que lograra conmover a la gente gracias a su arte. Porque este es el gran valor del arte, de la literatura también, pero de la música sobre todo: puede conmovernos, hacernos lagrimear y ablandar el corazón.

Una novela compacta con dos tramas muy diferentes

Como explicó María Dueñas, “la novela tiene 2 planos narrativos, 2 planos temporales: una investigación policial actual y después el plano histórico, que es un recorrido a lo largo de más de 3 siglos desde la manufactura del violín y ahí vamos pasando por distintos periodos históricos y por distintas geografías. ¿Cómo lograste estructurar dos planos tan distintos, darles coherencia, equilibrio y verosimilitud para que al final la novela quede compacta? ¿Cómo generar tan alto grado de interés por parte de dos tramas diferentes sin que haya discordancia entre ambas? 

 

Precisamente este fue uno de los grandes retos de escribir esta novela. Al principio las estaba desarrollando en forma lineal, pero después pensé que sería mucho más entretenido alternarlas. La parte europea tiene muchísimas ocurrencias, con lo que se aligera gracias a los capítulos de la investigación en Paraguay, creando así un puente entre ambos continentes.


Toda la obra queda compacta gracias al hilo conductor del violín. Como escribió Mario Vargas Llosa, ‘Como viejo aficionado a la música clásica que soy, he disfrutado viendo el violín, uno de los más hermosos instrumentos musicales, convertido en protagonista de una ficción. Tengo la seguridad de que los lectores, se interesen por la música o no, sabrán apreciar esta nueva novela de Alejandro Guillermo Roemmers.”

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