El evento tiene como meta fundamental tratar de ser un punto fundacional de partida hacia un nuevo paradigma de la humanidad, donde cada acto del ser humano esté regido por el amor.
Bajo el lema “Somos todos hermanos”, inspirada en la frase de San Francisco de Asís, el empresario, escritor y mecenas argentino Alejandro Guillermo Roemmers lanza una Cruzada Mundial para sanar la raza humana a partir del amor, y el abrazo universal como receta. En la segunda mitad de marzo de 2023 se llevará a cabo esta Cruzada universal junto a todas las etnias del mundo.
Será en Asís, a 190 km de Roma, en el Santuario de San Francisco, donde está ubicada La Porciúncula, pequeña capilla dentro de la gran Iglesia Nuestra Señora de los Ángeles, custodiada por la Orden de los Franciscanos Menores (OFM), declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad y un lugar concurrido por miles de peregrinos que tiene gran importancia para la Iglesia
Un gesto por demás significativo en virtud de los tiempos que corren respecto de la falta de comunicación proactiva y, por el contrario, el egoísmo y la sobrecarga de agresividad y violencia que impera en la relación entre el hombre y su prójimo. Se trata, en síntesis, de reconectar a las comunidades de todos los continentes, desde la espiritualidad y el afecto. Alejandro Guillermo Roemmers dice que el evento tiene como meta fundamental tratar de ser un punto fundacional de partida hacia un nuevo paradigma de la humanidad, donde cada acto del ser humano esté regido por el amor, desde nuestro interior hacia todos los semejantes, y a partir de ahí comenzar a recorrer juntos un camino de comprensión, igualdad de derechos en la diversidad y respeto por la forma de pensar de cada ser, “porque si bien todos somos distintos en apariencia, en esencia todos somos criaturas de la creación”.
La Cruzada que propone con tanta convicción Roemmers es universal en su carácter, pero individual en su implementación, de modo que vayamos logrando el milagro de un cambio interior, en cada uno de nuestros corazones, y a partir de allí, desde la inercia e inmensidad de la pasión y el pensamiento del Santo de Asís cada día, las armas, el desinterés por el semejante, el hambre y la violencia, pasan a ser episodios olvidados. “La Paz. Algo tan deseado y deseable para el mundo pero que solamente puede lograrse si cada uno de nosotros la logra en su interior. Si cada uno está en paz consigo mismo y con su entorno, tendremos un mundo en paz, no a la inversa”, dice Alejandro Roemmers.
“Todos sabemos que somos hijos, sólo nos falta comprender que también todos somos uno, como predicaba San Francisco, todos somos hermanos”, mantiene Roemmers quien añade: “En algún momento finalmente debemos comprender que una obra tan magnífica y maravillosa como el planeta tierra, es un espacio para disfrutar de la felicidad, haciendo de ese regocijo un acto digno de la celebración misma del hombre, en agradecimiento a su Creador”.
En cuanto a la Porciúncula la explica el Ministro Provincial de la Orden Franciscana en Chile, Fray Isauro Ulises Covili Linfati (OFM) a ACI Prensa, con cuatro razones:
1.- Dio origen a la Orden Franciscana
San Francisco descubrió su vocación y vivió la mayor parte de su vida en ese pequeño templo deteriorado y que fue donado por los benedictinos. San Francisco consideró el lugar como “una pequeña porción del cielo en la tierra”, por lo que decidió reconstruir el templo ayudado por otras personas y leprosos. “Ese lugar constituye los inicios de la Orden Franciscana, de la vida evangélica de San Francisco y de Santa Clara”, manifestó el P. Covili. “San Francisco siempre se preocupó que los hermanos que habitaban el lugar fueran los más virtuosos”, ya que lo consideró “un lugarcito donde el cielo se hacía presente”, agregó.
2.- Las almas encuentran el perdón
En 1216, mientras San Francisco rezaba en la Porciúncula por la salud de las almas y los pecadores, se le aparecieron Cristo y la Virgen rodeados de ángeles. El santo pidió al Señor la indulgencia para todos los que visitaran el templo. San Francisco visitó al Papa Honorio III que concedió la autorización eclesial. “Esta indulgencia representa la vida penitencial que es un retorno permanente a Dios, es volverse a Dios desde las entrañas, desde el amor de Dios, de Jesús mismo que habla y ama entrañablemente”, manifestó el P. Covili. “Una indulgencia es una experiencia profunda de espiritualidad y de perdón. Y esta fue pedida por San Francisco para la Iglesia y todos los que quisiesen reparar situaciones personales y comunitarias, y experimentar el amor de Dios que repara y que purifica el corazón”.
3.- Invita a renovar la misión
El P. Covili sostiene que “la Porciúncula es un reclamo a la vida y la dignidad humana. Es un lugar donde San Francisco vive el Evangelio de Jesús. Y estando ahí enviará a los primeros hermanos en misión. Esta es una fiesta que nos remite volver a Jesucristo, al Evangelio, a lo esencial, abrazar al pobre, al excluido, es una fiesta que dice relación con la fraternidad, la comunión y el diálogo. Es una oportunidad para que la Iglesia se renueve desde el encuentro con la Palabra y desde el anuncio misionero”, agregó.
4.- Da valor a la mujer
Santa Clara, animada en su vida espiritual por San Francisco, se dirigió a este lugar para consagrar su vida en 1212 a la Orden de los Hermanos Menores. Ese mismo año Santa Clara y San Francisco fundaron la segunda orden franciscana o de hermanas clarisas. La amistad, fraternidad y guía de San Francisco en la vida de Santa Clara es una expresión del “valor de lo femenino que hoy nos desafía a reconocerlo e incorporarlo como expresión real en la vida de la Iglesia”, dijo el sacerdote. En particular, la fiesta de la Porciúncula le “hace muy bien a la Iglesia” por ser “una oportunidad de renovarse desde lo esencial, es un retorno hacia Jesucristo, hacia una vida más profunda, una Iglesia más desde la comunión, desde el anuncio misionero”, finalizó el provincial chileno de la OFM.
Quedaremos atentos al programa que se prepara con tanta ilusión para el próximo mes de marzo.