El conocido empresario presentará su obra poética en el Auditorio.
El regreso del Joven Príncipe es su primera obra en prosa. Y quizás, es el libro que catapultó su nombre al mundo de las letras. Hoy, a sus 60 años, Alejandro Guillermo Roemmers es una figura de prestigio en el ambiente cultural que subirá mañana al Auditorio Juan Victoria, en el 38vo aniversario de la creación de la delegación San Juan de la Dirección Nacional de Migraciones.
Por Soledad Villarroya
– De apellido de estirpe, como integrante de uno de los más poderosos imperios familiares de Argentina -miembro del Laboratorio Roemmers fundado en la década del ’20 por su abuelo Alberto-, desde su encuentro con la literatura, combina su agitada agenda de negocios con la espiritualidad de las letras. Antes de su llegada a la provincia, el nombrado Presidente Honorario de la Asociación Americana de Poesía y embajador de las Letras Argentinas por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), fue entrevistado de manera exclusiva por DIARIO DE CUYO.
– En 2018 recibió el premio Domingo F. Sarmiento del Senado de la Nación y ahora viene a su tierra.
– Sarmiento fue el gran maestro de Argentina, sin descartar otros que lo precedieron y sucedieron. Él hizo de la enseñanza y la educación su vocación y objetivo primario. Al estar en su provincia, lo tendré especialmente presente.
– ¿Cuándo escribió su primer poema?
– Fue a los 8 años, después de unas vacaciones de invierno en Córdoba. Cuando volví a la ciudad y al colegio, me embargó una tristeza que me hizo escribir. Desde entonces, escribo siempre que algo me genera una emoción especial.
– ¿Se considera un empresario exitoso que escribe o un escritor reconocido que hace buenos negocios?
– Artista se nace mientras que el empresario necesita de formación, con algunas excepciones. Por eso me considero antes que todo poeta, un místico que buscó a Dios a través de la poesía. Por ser muy buen alumno, tenían expectativas de que me dedicara al negocio familiar, por lo tanto el tema de la literatura fue una decisión no fácil de tomar y finalmente me incliné por estudiar Administración de Empresas y llevar la poesía en forma paralela. De a poco pude realizar ambas cosas de forma exitosa, compartiendo mi poesía y haciendo negocios.
– No debe haber sido simple convencer a sus padres…
– Mi madre fue mi primer apoyo, mi primera admiradora, ella era profesora de Bellas Artes, amante de la música y pianista. Para mi padre fue mucho más difícil pero con los años se involucró más.
– ¿Qué representa la escritura en su vida?
– Aportó mucho. Como un fotógrafo que busca el mejor plano, el poeta con su corazón abierto capta aquellas situaciones que más le emocionan. Yo pude ir dejando constancia de las etapas de mi consciencia espiritual.
– En 2016, cuando Karina Rabolini se separó de Daniel Scioli, se la vinculó sentimentalmente con usted y la noticia fue tapa de todas las revistas. ¿Cómo maneja esa exposición pública?
– Con Daniel y Karina había una relación de amistad y, bueno, la prensa a veces usa cualquier foto. No me gusta la exposición porque sí, pero cuando tengo algo que comunicar no la evito, si es para compartir luz, experiencias, poesías y algo que pueda servir a otros.