Alejandro Roemmers, un poeta en la huella de El Principito – La Nación

El escritor argentino presentó la edición francesa de El regreso del joven príncipe, inspirada en Saint-Exupéry

Por Luisa Corradini

PARÍS.- El escritor y poeta argentino Alejandro Roemmers, propuesto este año para el Premio Nobel de Literatura por la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), presentó ayer en Francia la edición en francés de su libro El regreso del joven príncipe . El lanzamiento, organizado en el feérico Atelier des Lumières de París, debía contar con una madrina de excepción, la célebre actriz Catherine Deneuve.

Traducido a más de 32 idiomas y con casi tres millones de ejemplares vendidos, el libro que Alejandro Roemmers escribió en apenas nueve días, solo como un eremita en una casa de Portugal, se ha transformado en un inesperado milagro editorial que -según afirmó a LA NACION en París- «hace solo su camino, poco a poco, pero con perseverancia». Roemmers lo terminó en 1999 y lo publicó en 2008.

«Yo sabía que esto iba a suceder. Me di cuenta el día que me llamaron mis editores para anunciarme su publicación. Yo navegaba en un velero de mi padre. En ese momento pasó delante nuestro una fragata de cinco palos, con todas sus velas blancas desplegadas. Me dije entonces que el libro seguiría el mismo derrotero», relata.

Empresario nacido en Buenos Aires en 1958, poeta, humanista y escritor, Roemmers cuenta con el decidido apoyo de los descendientes de Antoine de Saint-Exupéry, que -como él- lo consideran un homenaje y no una continuación de su maravilloso libro, el más vendido de todos los tiempos después de la Biblia : 1300 ediciones y 145 millones de ejemplares.

«Está escrito como una larga meditación, en el momento de mi vida en que pude hacerlo. Pensé a los 20 y a los 30, y me di cuenta de que todavía no estaba preparado. Recién a los 41 había vivido lo suficiente como para poder enfrentar esa tarea», confesó anteayer en la embajada argentina en París, donde el embajador Mario Verón Guerra presentó la obra.

«No es una continuación, sino que comparte el espíritu de El principito , el de la búsqueda universal de la fraternidad», precisa Roemmers, que tardó tanto en publicarlo en francés porque le proponían «una edición de solo 5000 ejemplares, que para mí no estaba a la altura de lo que había que hacer en Francia».

Ahora no puede quejarse, City Editions y la distribución del grupo Hachette imprimieron 70.000 ejemplares y su lanzamiento se realizó en un lugar de excepción: el Atelier des Lumières, novedoso centro de arte digital que permite al visitante una inmersión total en las obras de un artista, proyectadas simultáneamente y en movimiento en los muros, el piso y el techo de la sala.

En la versión de Roemmers, el Principito vuelve a la tierra y viaja por la Patagonia con un «trasunto» de Saint Exupéry, que va respondiendo las preguntas existenciales del joven a la vez que cambia su visión de la vida.

Heredero de una de las grandes fortunas de América Latina y nieto del fundador de las industrias farmacéuticas Roemmers, el autor se define como un hombre de profundas convicciones católicas y habitado por la fe.

Esa es probablemente la clave de «un largo y lento camino hacia la felicidad que -confiesa- no fue fácil de conseguir». Tras participar en la dirección de la empresa familiar, ahora prefiere dedicarse a otras actividades, como la realidad aumentada o la producción de series y musicales. Con Amazon prepara una serie de diez capítulos sobre San Francisco de Asís y con Netflix, la producción Una razón para vivir . También trabaja en el estreno en Madrid, junto a José Luis Moreno, del musical Franciscus .

Este año la Sociedad Argentina de Escritores (SADE) lo propuso para el Premio Nobel de Literatura. El presidente de ese organismo, Alejandro Vaccaro, leyó anteayer en París parte de la misiva enviada a la Academia de Suecia. «Alejandro Roemmers no es solo un poeta, es un escritor integral y un pensador con un profundo contenido filosófico», señaló.

La SADE también propuso a Roemmers para el Premio Princesa de Asturias, «antesala del Premio Cervantes, el más importante de la lengua», concluyó Vaccaro.

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