LA NACION Reseña: Vivir se escribe en presente, de Alejandro G. Roemmers.

Un drama sacrificial

Por Daniel Gigena

El empresario Alejandro G. Roemmers (Buenos Aires, 1958), autor de libros de poemas y una continuación inesperada de El Principito, publica Vivir se escribe en presente, su primera novela. La historia comienza en una Buenos Aires insegura, donde un asesinato absurdo puede ocurrir a la luz del día en cualquier lugar, y se remonta luego un año atrás de ese episodio.

Fernando Módena recibe su título de periodista el mismo día en que el novio lo abandona para vivir otras experiencias. Aunque recién haya egresado, un profesor lo recomienda ante el director de El Nacional, diario de renombre emplazado en el bajo porteño. De inmediato, le asignan una misión: contactar al empresario Ron Davies, que vive refugiado en su residencia patagónica al pie de los Andes luego de que su compañía provocara un desastre ambiental y él se convirtiera en defensor de la naturaleza (previo pago de indemnizaciones). “¿Cuál sería la verdad? ¿Cuál, su verdadero rostro? ¿O continuaba siendo un depredador ahora con una fachada amigable con la naturaleza?”, se pregunta el joven.

Pero el encuentro con Ron, si bien accidentado al inicio, abre paso a una amistad, más parecida a una relación filial, tal vez porque el ingeniero Módena desprecia a su hijo por la elección profesional y porque Michael Davies, el hijo de Ron, se ha alejado del padre con rencor. Sin develar el motivo de su presencia, Fernando desiste de la misión periodística y asume otra: encontrar el paradero del hijo del magnate filántropo.

Fascinado por una foto del heredero, emprende su búsqueda y encuentra al joven surfista –tan sexy como lo imaginaba– en las playas de Costa Rica, con una novia local. Se hacen amigos y, entonces, el detective debutante revela la razón de su presencia en Tamarindo. De ahí en más, la acción parece seguir el curso anticipado en una tirada de tarot que semanas atrás apenas había ocasionado sonrisas.

Lo que primero parecía un thriller ecológico, y luego una pesquisa de ribetes sentimentales, se vuelve un drama sacrificial. En la segunda parte de la novela entra en acción Alexia, amiga de Fernando y una tregua en el repertorio de masculinidades. Con algunos diálogos altisonantes y el afán de clausura característico del “código best seller”, Roemmers cumple en contar de modo ágil una historia de padres e hijos, donde la reconciliación puede adquirir formas nobles incluso cuando el destino se hace presente para reclamar su salario.

VIVIR SE ESCRIBE EN PRESENTE

Alejandro G. Roemmers

El Ateneo

296 páginas

$ 850

 

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